miércoles, abril 23Tucumán AR

Ruta 338: ¿parches o todo de nuevo?

“¡Rápido que está cayendo!”. Con esa frase Rubén González les pide a los conductores que no demoren su paso en el kilómetro siete de la ruta 338, que conecta San Miguel de Tucumán con San Javier. A la altura de El Rulo, lo que caen son rocas, tierra y algunas ramas, tras el derrumbe de un árbol sobre esa calzada el sábado por la madrugada.

El hombre es uno de los tres banderilleros de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) que desde ayer se encuentran en la zona, para guiar el paso de todos los vehículos y pedirles precaución ya que los desplazamientos aún no cesan.

González parece tener el ojo entrenado para detectar incluso la piedra más pequeña que pueda poner en riesgo a quienes circulen por la zona. “¡Que se detengan!”, ordena a sus dos compañeros cuando eso ocurre.

“No hay un tiempo estimado para la normalización vehicular en esta parte”, comentó a LA GACETA el trabajador, que afirmó que si las lluvias persisten en los próximos días, deberán seguir los cortes totales al caer la noche.

El día del derrumbe

Las enormes raíces del árbol que cayó al vacío aún se observan muy cerca de la ruta. Los trabajos de reacondicionamiento del lugar iniciaron al poco tiempo, pero debido a las condiciones en las que quedó la ladera debieron repetirse varias veces en las últimas 24 horas.

“Las máquinas operaron desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde del sábado, cuando se habilitó el paso para los lugareños. A todos se les informó que después de las 18 el tránsito quedaba cerrado por seguridad”, contó en ese momento Cristian Guerra, del personal de Vialidad.

No obstante, en la mañana de ayer cuando los trabajadores regresaron a la zona, se volvieron a realizar tareas de limpieza por la cantidad de material que había nuevamente sobre la calzada. Las precipitaciones tampoco colaboraron ya que se hicieron presentes por la mañana de ayer, y pasado el mediodía, aunque en forma de intensas lloviznas.

González detalló que a pesar de los avisos de precaución que se publicaron en las redes sociales de Vialidad Provincial, y en medios de comunicación, el tránsito fue intenso durante todo el domingo.

“Por lo general, quienes pasan en autos y motocicletas no hacen ningún tipo de consulta, pero los ciclistas y quienes pasan a pie nos preguntan por el peligro. Varios han decidido dar marcha atrás y volver, si no tienen una verdadera necesidad de ir más arriba del cerro”, contó.

Gama de colores

En la ladera que vio desprenderse al árbol caído, ahora se ven diferentes tonos marrones de tierra. Uno de ellos es el que más preocupa a los trabajadores.

“El más oscuro, el que está en la cima y parece negro, es el más peligroso porque es tierra que seguro va a caer”, indicó González.

El trabajador señaló que por su color puede observar que esa arcilla está suelta y próxima a desprenderse. Lo que se desconoce es cuándo o en qué momento podría soltarse esa tierra, y allí nace la necesidad de que los controles sean permanentes y los conductores tomen en cuenta todas las señales de advertencias que se realizan por precaución.

Desde hace años

La cantidad de agua caída en los últimos días sí influyó. Aunque para el operario de Vialidad, remarca que estos desprendimientos se han vuelto más frecuentes desde los graves incendios que se sucedieron en el cerro en el 2020.

“Desde la gruta de la Virgen hacia Horco Molle hay pequeños derrumbes casi todos los días, porque el suelo ha quedado suelto desde el fuego de hace cinco años”, sentenció.

Como la magnitud de este desprendimiento requerirá cortes totales en estos días, cuando la noche caiga la comisaría de San Javier y el Departamento de Vialidad darán avisos.

En esos momentos, los colectivos dejan de subir y se desviarán por la ruta 9, pasando por Tapia. Otra alternativa será subir por Villa Nougués.

Fuente: LA GACETA

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *