
Las sirenas antiaéreas resonaron ayer de nuevo en Israel después de que Irán lanzara una nueva ofensiva de misiles, a horas de que Estados Unidos se uniera al ataque israelí. En contrapartida, una andanada de bombas cayó en el noroeste iraní, así como en la provincia sureña de Bushehr, donde está emplazado un reactor nuclear. La decisión del presidente Donald Trump de involucrarse directamente en el conflicto marcó un punto de inflexión: con la amenaza de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz, clave para el tránsito de petróleo, el riesgo de un conflicto a escala global sigue en aumento. Potencias como Rusia advierten que “la Tercera Guerra Mundial podría estar muy cerca“. Irán y Estados Unidos se encargaron de agitar aún más el riesgo. Desde Teherán dijeron que Washington enfrentará “consecuencias irreparables por atacar el corazón del mundo islámico“, mientras que Trump, quien llamó a un “cambio de régimen” en Irán, lanzó un ultimátum: si el país persa no opta por la paz, los próximos ataques serán “más grandes y fáciles”.
Un comunicado presentado por los Guardianes de la Revolución iraní dejó claro que Estados Unidos pagará “un precio muy alto” por su intervención, y que sus bases militares en la región —en países como Emiratos Árabes Unidos, Irak, Kuwait, Qatar, Siria y Bahréin— ahora serán consideradas “objetivos legítimos” para ataques, a la vez que advirtió que “cualquier país” que colabore con Washington enfrentará represalias directas. Un asesor cercano al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, fue contundente en su respuesta a los ataques: “Estados Unidos ya no tiene cabida en Medio Oriente“. Durante la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, Irán, a través de su embajador ante el organismo, Amir Saeid Iravani, subrayó que serían sus fuerzas armadas quienes determinarían “el momento, la naturaleza y la escala de la respuesta proporcional“, sin lanzar amenazas explícitas.
China, Rusia y Pakistán presentaron una resolución solicitando un “alto el fuego inmediato e incondicional” entre Irán, Israel y Estados Unidos. Así lo informó el embajador chino ante la ONU, Fu Cong. Estos países son aliados de Irán en el organismo internacional, aunque es muy probable que la resolución no prospere debido al derecho de veto de Estados Unidos.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vasily Nebenzya, criticó duramente los ataques de Estados Unidos, acusando al país de “despreciar completamente la posición de la comunidad internacional” y abrir “una caja de Pandora” con consecuencias impredecibles. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, también expresó su preocupación por la postura frente a los ataques a Irán, advirtió que tales acciones podrían generar “un caos absoluto” y mencionó que la posibilidad de una escalada global es cada vez mayor: “La Tercera Guerra Mundial podría estar muy cerca“, dijo.
Represalias
El sábado, Washington se sumó a la ofensiva sobre Irán con el bombardeo de las instalaciones nucleares de Fordo, Isfahán y Natanz, con el Pentágono afirmando que el programa atómico iraní había sido “devastado”. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, calificó los bombardeos como una “declaración de guerra” y advirtió que las fuerzas armadas iraníes responderían “sin piedad”.
La respuesta iraní no se hizo esperar: lanzó un ataque de 40 misiles contra distintas zonas del territorio israelí, dejando al menos 23 heridos, según el servicio de emergencia israelí, Magen David Adom. Los bomberos confirmaron que uno de los misiles impactó directamente en un edificio en el distrito de Dan, que incluye Tel Aviv y sus alrededores. En la ciudad portuaria de Haifa, varios edificios también fueron destruidos: allí no se activaron las alarmas antiaéreas, lo que generó inquietud entre las autoridades israelíes.
En su comunicado, la Guardia Revolucionaria advirtió que la operación contra Israel continuará de manera “precisa, decidida y feroz“. En un mensaje difundido por la agencia Tasnim, Irán acusó a Estados Unidos de ponerse “en la primera línea de la agresión” al atacar sus instalaciones, y destacó la “incompetencia estratégica” detrás de los ataques, los cuales muestran su “ignorancia de la realidad regional y su disposición a repetir los errores del pasado“.
Asimismo, la Guardia Revolucionaria aseguró que, en “legítima defensa“, sus fuerzas responderían a los ataques estadounidenses con medios “que escapan a la comprensión y cálculos ilusorios” de Washington.
El cierre del estrecho de Ormuz
Las represalias de Teherán podrían no limitarse únicamente a la violencia directa. Este domingo, el Parlamento iraní aprobó una moción que pide el cierre del estrecho de Ormuz, una vía crucial para el transporte de crudo, por donde circula aproximadamente el 20 por ciento del petróleo mundial. Aunque la medida aún debe ser ratificada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, refleja la disposición de Irán de presionar a Estados Unidos por otros medios.
Mientras tanto, la tensión continuó escalando. El ejército israelí también intensificó su ofensiva sobre objetivos iraníes, incluidos la provincia de Bushehr, donde se encuentra la principal central energética nuclear en Irán -los objetivos que atacó EE.UU. fueron instalaciones de enriquecimiento de uranio- y decenas de posiciones militares, incluidas instalaciones de misiles de largo alcance en Yazd.
“Paz o Tragedia”: el ultimátum de Trump
En contraste con su postura inicial ambigua, Trump se mostró más contundente este domingo, sugiriendo que respalda un “cambio de régimen” en Irán tras el bombardeo. “No es políticamente correcto usar el término “cambio de régimen“, pero si el régimen iraní actual no puede HACER GRANDE A IRÁN DE NUEVO, ¿por qué no habría un cambio de régimen?”, escribió en su red social, Truth Social.
El presidente republicano también aseguró que los daños a las instalaciones nucleares iraníes fueron “monumentales” y elogió la habilidad de las fuerzas estadounidenses. Trump ya había lanzado una amenaza a Teherán tras los bombardeos. En un discurso desde la Casa Blanca, Trump advirtió que si no se alcanzaba la paz “rápidamente”, los ataques continuarían. “Esto no puede continuar. Habrá paz o una tragedia mucho mayor para Irán que la que hemos presenciado en los últimos ocho días”, afirmó el mandatario.
A pesar de las declaraciones del magnate, la diplomacia estadounidense insistió en que el país no está en guerra con Irán. El vicepresidente, JD Vance, reiteró que el objetivo del ataque es frenar las ambiciones nucleares del país persa. “No estamos en guerra con Irán. Estamos en guerra con el programa nuclear iraní“, declaró
Por su parte, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, apuntó que la operación nunca tuvo como objetivo buscar un “cambio de régimen” en Irán, sino desmantelar su programa nuclear. El líder del Pentágono consideró que la operación fue un éxito en “devastar el programa nuclear iraní”, aunque el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, advirtió que es “demasiado pronto” para evaluar el alcance de los daños.
Diplomacia cerrada
El presidente Pezeshkian acusó a Estados Unidos de querer “saquear” los recursos de los países islámicos y mantener la región en un estado de “inseguridad perpetua” al respaldar a Israel. En una manifestación multitudinaria en Teherán, reafirmó su compromiso con “preservar Irán“, mientras los manifestantes coreaban “¡Venganza, venganza!”, mostrando un creciente fervor antiestadounidense.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abás Araqchi, calificó los ataques de “violación imperdonable del derecho internacional” y reiteró que Irán se reserva “todas las opciones” para defenderse. Araqchi también destacó que la salida diplomática, que se estaba desarrollando antes de los bombardeos, “voló por los aires” debido a la agresión estadounidense.
“Muestran así que no son hombres de la diplomacia y que solo entienden el lenguaje de la fuerza. (…) Estados Unidos no tiene respeto por la ley internacional“, insistió Araqchí, quien informó que viajaría este lunes hacia Rusia a reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien Irán tiene una “alianza estratégica“.
El ministro también criticó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y a su director, Rafael Grossi, por su “parcialidad” hacia los belicistas y por contribuir al camino hacia la violencia al criticar la falta de transparencia de Irán en sus actividades nucleares. Mientras tanto, el director de la OIEA señaló “impactos” en las instalaciones nucleares subterráneas de Fordo, pero que “nadie, ni siquiera el OIEA, está en capacidad de confirmar los daños subterráneos“.
Aunque la destrucción de las instalaciones nucleares iraníes ha sido considerada un golpe significativo, figuras como Ali Shamkhani, consejero del ayatolá Jamenei, enfatizaron que el programa nuclear de Irán “no ha terminado” a pesar de los bombardeos.
Fuente: PÁGINA 12