
La noche en La Ciudadela tuvo un protagonista indiscutido: Darío Sand. El arquero, capitán y referente de San Martín, no solo sostuvo al equipo desde el arco, sino que además se encargó de anotar el gol más resonante de la victoria 2-1 frente a Deportivo Maipú.
Sand pidió la pelota, apartó a sus compañeros y se hizo cargo del penal más caliente del campeonato. Con decisión, remató fuerte y al medio para poner el 2-0 parcial y encaminar un triunfo que terminó siendo sufrido, pero vital para el Santo.
Lo curioso es que no fue la primera vez que el correntino gritó un gol en su carrera profesional. Este fue su segundo tanto oficial, ya que en 2012, vistiendo la camiseta de Deportivo Roca, también convirtió de penal. Trece años después, volvió a repetir la hazaña, en un escenario mucho más exigente y con un peso simbólico enorme para San Martín.
Además, la historia de Darío está marcada por la sangre y el fútbol: es hermano de José “Pepe” Sand, el histórico delantero y máximo goleador de Lanús, una de las leyendas vivientes del fútbol argentino.
En una noche de sufrimiento y desahogo, Darío se transformó en héroe. Ataja, ordena, lidera y hasta convierte goles. Una combinación que lo eleva, una vez más, al estatus de ídolo en Tucumán.