sábado, agosto 23Tucumán AR

La memoria encendida

Ni el calor sofocante del viento zonda logró detener la conmemoración. Vecinos, artistas y organizaciones sociales participaron en la séptima edición de la Marcha de las Antorchas, que tuvo como epicentro el Ingenio de las Artes, espacio cultural levantado sobre las ruinas del histórico ingenio Lastenia, cerrado tras las medidas de la dictadura de Juan Carlos Onganía en 1966.La marcha, prevista para las 19.30, comenzó con una hora de demora en los portones del exingenio. Desde allí, los asistentes avanzaron con antorchas encendidas hasta el ingreso simbólico al predio, en memoria del cierre masivo de 11 de los 27 ingenios azucareros que funcionaban en Tucumán hasta fines de los sesenta, hecho que dejó a miles de familias sin sustento y provocó una diáspora en toda la provincia.

El Ingenio Lastenia, fundado en 1834 por Baltazar y Juan de Dios Aguirre, permaneció abandonado durante décadas hasta que en 2004 fue transformado en un centro cultural comunitario, que hoy mantiene viva la memoria obrera a través de actividades artísticas. “El fuego de las antorchas simboliza el renacer de una historia que marcó profundamente a los tucumanos y en especial a Banda del Río Salí”, expresó Bruno Molina, director de Empleo municipal y uno de los organizadores.

En el interior del predio se montó una muestra histórica con dramatizaciones, canciones y la tradicional leyenda de El Perro Familiar, además de la sirena que evocaba los días de trabajo fabril. La velada concluyó con música y danza, coronada por la presentación del dúo La Yunta.

Vecinos y visitantes compartieron su emoción. Majo, Irina y Constanza, que asistieron por primera vez, dijeron que participar significaba “mantener la memoria del pueblo viva”. María José Veliz, bandeña de 48 años, recordó a su padre, obrero desde los 14 años: “Banda del Río Salí significa ingenios, significa azúcar”. Mientras tanto, Julio Villafañe, de Aguilares, subrayó que la fecha evoca “una etapa muy dura, cuando muchas familias perdieron todo y debieron migrar”.

La marcha finalizó cerca de las 22, bajo un cielo frío, con las antorchas encendidas como símbolo de un pueblo que convirtió el dolor en arte y la herida en un espacio de encuentro. La Marcha de las Antorchas se reafirmó una vez más como un acto de memoria viva y de identidad colectiva en Banda del Río Salí.

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