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¡Los Pumas rugieron fuerte!

Histórico, descomunal y heroico. Los Pumas vencieron a los All Blacks por primera vez en la Argentina y llevaron a cuatro los triunfos en el historial. No hay haka que valga. Fue un 29-23 palo a palo, con tries ajustados, sin espacios para que aprovecharan los backs y muchísimo contacto. Los puntos sirven para que el equipo de Felipe Contepomi viaje a Australia para encarar el segundo tramo del Rugby Championship con el mismo protagonismo que asumió el año pasado cuando lo peleó hasta la última fecha.

Pero eso ni siquiera importa. Lo que se vio de la cancha de Vélez fue una locura. El seleccionado consiguió un resultado que premia una actuación que en muchos pasajes fue sólida, pero que principalmente mostró una notable mejoría respecto al partido que perdió en Córdoba la semana pasada. Simple: fue superior a su rival, nada menos que el mejor del mundo. Los Pumas les ganaron a los All Blacks otra vez, de eso se trata. Argentina anuló a Nueva Zelanda, que pagó caro su indisciplina -recibió tres amarillas- y que no pudo con el peso de su camiseta ni el ADN con que escriben la historia del rugby.

Ganaron Los Pumas, aunque tuvieron que cambiar de planes muy temprano, por la lesión de Tomás Albornoz, que mientras intentó quedarse en cancha obligó a Juan Cruz Mallía a encargarse de las patadas. Improvisaciones ante un rival demasiado difícil para cambiar el libreto, pero con intérpretes lúcidos para que no se notara.

Desde el primer momento, Los Pumas demostraron que sabían exactamente lo que querían. Y empezaron por sumar cuando tuvieron la oportunidad de ir a los palos. Así abrió la cuenta Cepillo antes de lastimarse la mano izquierda -aunque luego falló en el segundo intento con la venda puesta-. Con el marcador en su favor y corrigiendo indisciplinas, dominó y no dejó que Nueva Zelanda impusiera sus condiciones.

Sin lograr jugar a su gusto, los All Blacks también buscaron los palos y Beauden Barrett logró el empate tras darse cuenta de que no llegaban al ingoal. La igualdad fue breve porque, ya sin Albornoz, Mallía sumó otros tres puntos con los pies. Con Santiago Carreras en cancha -y completando una gran actuación-, el resto de las patadas fueron suyas y fueron todas adentro.

El marcador estaba controlado, pero la preocupación asomó otra vez: Justo Piccardo tuvo que entrar en lugar de Santiago Chocobares por un golpe en la cabeza. Demasiado fuera de libreto para seguir ajustados: los All Blacks aprovecharon el desconcierto y en cuatro minutos apoyaron dos veces. Primero Billy Proctor y después Fletcher Newell.

Si algo de ese momento benefició a los argentinos fue la mala puntería del Barrett que usa la 10: afuera las dos conversiones. El desconcierto pasó a la visita, que perdió a dos jugadores, primero Will Jordan y después Tupou Vaa’i. La indisciplina no estaba del lado argentino.

Sin embargo en el 15 contra 13, los All Blacks fueron una muralla. Juan Martín González logró apoyar, sí, pero después de varios intentos y un cambio de decisión: por única vez no buscaron los palos sino el scrum y lo viejo funcionó. Pero no mucho más. Con dos jugadores más, Los Pumas no pudieron hacer mayor diferencia y el primer tiempo terminó 13-13.

Sin cambios, más allá del de Santiago Carreras por Albornoz, el primer desafío de Los Pumas era aguantar los primeros cinco minutos sin fisuras. Logrado el objetivo, Contepomi metió cuatro cambios en la primera, segunda y tercera líneas: renovó a los pilares, sumó a Guido Petti junto a Pedro Rubiolo y a Marcos Kremer junto a Pablo Matera y González.

El Carreras cordobés volvió a sumar dos veces con penales y Gonzalo García coronó con un try un empuje terrible que comenzó en un enorme Matera. Fue como patear un hormiguero. Scott Robertson empezó a mover el banco y trataba de atorar a la Argentina, que jugaba sin recaídas en errores torpes que suelen costarle caros.

Los minutos pasaban y del mismo modo que Los Pumas se daban cuenta de que podían hacer su juego, los All Blacks entendían que iban a perder si no podían encontrarle la vuelta al partido. Y perdieron. Porque el equipo argentino tuvo la frialdad suficiente para sostener su plan.

Cuando ya solo quedaba tiempo para una remontada épica de los All Blacks que redujera el partidazo de Los Pumas a una trillada derrota digna, Santiago Carreras se aseguró el triunfo. Otra vez fue efectivo a los palos y solamente quedó tiempo para que McKenzie descontara y se quedara con la última acción de un partido histórico. El seleccionado argentino se acostumbra a las hazañas y ya acumula cuatro triunfos ante Nueva Zelanda en los últimos en cinco años. Ya no hay imposibles.

Fuente: CLARÍN

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