
La derrota categórica del gobierno de Javier Milei en la elección bonaerense no parece haber permeado, puertas adentro, en lecturas correctas sobre el resultado final. El lunes a primera hora, siguiendo la línea que marcó el Presidente en su discurso de la noche del domingo, el titular de Hacienda, Luis Caputo, ordenó a sus laderos comunicarles a los inversores el siguiente mensaje: “se perdió por errores tácticos, electorales, los responsables son Pareja (Sebastián, el armador bonaerense) y los escándalos de corrupción de los Menem. El plan económico sigue sin cambios”. El texto breve, del que tomó conocimiento Página I12, sorprendió a los interlocutores. Una vez más, aún con un mensaje claro de las urnas respecto a la crisis económica, el costo de vida y el empleo -que surgió del lugar más poblado del país- el Presidente y el ministro negaban modificaciones de fondo y prometían más ajuste. Lo contrario a lo que se votó.
A renglón siguiente, les informaron a los empresarios y mercados su sensación de que “la volatilidad va a seguir unos días, pero no va a haber pase a precios. Además, el Estado no va a emitir, asique no habrá crisis”.
Esa situación generó una discusión interna, sobre todo con el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que salió a sincerarse en público admitiendo que las políticas macro del Gobierno no llegaron a la gente. Caputo se enojó, particularmente, porque Francos fue el único funcionario oficial que relacionó la elección con temas de economía. El otro fue, precisamente, el ex comisario y candidato en la tercera sección, Maximiliano Bondarenko, quien aseguró que su madre jubilada no llega a fin de mes. A Francos lo tabicaron desde adentro, pero ya su puesto está en riesgo; a Bondarenko lo atendieron las alicaídas huestes digitales de Daniel “Gordo Dan” Parisini. Postales del descalabro interno.
Naturalmente, las operaciones sobre Caputo no tardaron en llegar, pero insisten en la Rosada que Milei lo quiere conservar. “Se quieren mucho”, admiten con ternura. De todos modos, el contexto general del Gobierno es surreal. Caputo decidió no estar en el bunker el domingo porque, según confiaron en su entorno, estaba “muy agotado” por el viaje a Los Ángeles, en el que acompañó a Milei. Tampoco estuvo en la primera reunión del Gabinete en Casa de Gobierno, el lunes por la mañana. Esta vez, la excusa fue que estaba monitoreando mercados. Por la tarde, cerca de las 16, sí Caputo apareció por Balcarce 50, esta vez acompañado del titular del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili. Fueron parte de la segunda reunión de gabinete del día. Muy raro todo lo que ocurre en torno al jefe del Palacio.
El ala política del Gobierno, de hecho, quiere echarlo ya, pero el Presidente parece haberse puesto de lado de Hacienda. Un detalle interesante: el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, que sonaba para reemplazar a “Toto”, habló con Milei en las últimas horas. “Yo quiero ser jefe de Gabinete”, le blanqueó. Le explicó que la cercanía de ambos le daba una autoridad como jefe de ministros que le permitiría, además, manejar Hacienda por control remoto.
El “Coloso”, garante del ajuste
Milei y Sturzenegger hablan muy seguido, y el presidente hace tiempo le busca un lugar de mayor influencia. Se sabe, internamente, que el mandatario es mucho más parecido, en esencia y actuar, al “Coloso” que a “Toto”. Eso le permitiría ser el garante de un ajuste sostenido al que Caputo se niega. Sturzenegger, que se ofreció a estar el domingo en la foto de la derrota en La Plata, desprecia a Caputo y cree que puede ayudar a ordenar el desorden político del oficialismo. No tiene, por supuesto, el aval del otro Caputo, Santiago, el asesor estrella que parece haberles ganado la pulseada a los Menem en las últimas horas.
Sin ir más lejos, de esas usinas salió una orden directa para los economistas oficiales. Se habían entusiasmado, los muchachos, con la frase de que “los bonaerenses cagan en un un balde”. La afirmación es usada por los conservadores para dar una idea de lo primitivos que, entienden, son esos votantes. Y que por eso votan contra ellos.
El primero que volvió atrás con la frase fue Miguel Boggiano, del equipo de asesores. “No hay caso, la gente de La Matanza ama cagar en un tacho y caminar en calles de barro”, escribió. Borró y volvió a redactar, tras los aprietes oficiales. “Esto que dije ayer está mal. Por algun motivo, la gente votó como lo hizo. Momento de tomar mensajes y bajar niveles de agresión”. Caputo junior, hábil, se dio cuenta que el ajuste va a seguir, pero que con sangre entra aún menos en la sociedad.
Morgan Stanley, devaluación y cepo
Los economistas más cercanos al Gobierno, presionan por una idea que, entienden, equilibraría la escena. La frase es “devaluación y cepo”, para no estar corriendo atrás del dólar todo el tiempo. Es algo que, además, se desliza de maneras diferentes en muchos informes de la City, entre ellos la consultora 1816, PXQ y Equilibra. Milei entiende que eso es la tumba definitiva y no quiere ni oirlo.
El Gobierno dice que la devaluación del lunes no se fue a precios. Los comercios dicen otra cosa. “Hoy no hay precios, hay que esperar unos días”. expresaron grandes supermercados y proveedores de la construcción. Estiman que llegarán listas con aumentos de al menos el 3 por ciento. “El problema es que el mercado no aguanta más aumentos, nadie vende nada”, concluyó un empresario.
Además, los bancos de inversión, como el JP Morgan y el Morgan Stanley, también le piden al gobierno que lea los resultados electorales en tono económico. Morgan Stanley, de hecho, retiró su “postura favorable” sobre el país y cerró su recomendación de “comprar” bonos argentinos ante la nueva incertidumbre generada tras las elecciones bonaerenses. El banco reportó dudas sobre la capacidad de Argentina de salir a tomar crédito en los mercados mundiales. Por último, habló directamente de devaluar: consideró “razonable esperar una depreciación adicional de la moneda”, posiblemente acercándose al techo de la banda cambiaria fijado en 1460 pesos.
En este contexto, la duda está puesta en qué reacción tendrá el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante semejante desbarajuste. El jueves próximo, Julie Kozack, la portavoz del organismo, dará una conferencia de prensa en Washington, en la que seguramente será consultada por el caso argentino. Desde el miércoles último, día en que el Tesoro empezó a vender dólares, este diario consulta a funcionarios del FMI sobre una posición sobre el cambio en el Gobierno de Milei. No hay respuestas.
El problema, ahora, es aún más complejo: el dólar oficial quedó muy cerca de tocar el techo de la banda de flotación del acuerdo entre Caputo y el FMI. Cuando eso ocurra, deberá vender dólares ya no del Tesoro, sino de las reservas, es decir, empezar a timbearse las divisas del crédito del organismo para llegar con aire a las legislativas de octubre. Por eso, ya el FMI estará más obligado a dar definiciones de fondo. Sin ir más lejos, la preocupación de los organismos por la situación local apareció ayer a la mañana, en la reunión que Caputo, Milei y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, mantuvieron con el brasileño titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn.
Fuente: PÁGINA 12