martes, junio 24Tucumán AR

¡Café caliente!

Con el alma. Con Almada. Un gol de Thiago a diez minutos del final, le permitió a una Argentina irregular conseguir un agónico empate (1-1) en el Monumental ante Colombia en un martes convulsionado que había arrancado con un golazo de la galera de Luis Díaz, una roja por patadón de Enzo Fernández, y una actuación colectiva algo irregular a pesar de la vuelta a la titularidad de Lionel Messi. Una Scaloneta clasificada desde tiempos inmemoriales y con el guiño de una tabla de posiciones que lo tendrá líder hasta el cierre de las Eliminatorias Sudamericanas, rescató un punto ante los cafeteros de Néstor Lorenzo que fue celebrado como un triunfo. El “dale campeón” que le puso broche a la despedida del equipo fue el más claro ejemplo del significado que tuvo la parda.

Antes del pitazo del paraguyo Juan Gabriel Benítez, la fresca tardenoche del Monumental ya había arrancado dulzona. Entre “el que no salta, no va al Mundial” para los hermanos chilenos, los Sugus compartidos entre Rodrigo De Paul y Leandro Paredes, los bailecitos a pedido para el Dibu Martínez y el “que de la mano de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar…” pensando en la Canadá-Estados Unidos-México 2026, el playlist popular sugería algo más que ratificar contra Colombia el #1 en las Eliminatorias Sudamericanas.

En tiempos de frappuccinos y cold brew, arrancar con un café frío no tenía sentido. Y para caer en las garras mentales del famoso 0-5, mínimo había que tener algo menos de 40. Y en River, entre los 80.000 privilegiados, la generación Scaloneta goleaba a los malos augurios. El asunto era conocer cómo estaban esas XI mentes Albicelestes (más los del banco, más los millones en sus casas) para justificar ante su gente esa clasificación tempranera obtenida 77 días atrás, previa a la dancinha vs Brasil. Al menos, la Pulga salía desde el vamos, el ovacionadísimo Franco Mastantuono aguardaba sentado en su último Liberti por mucho tiempo y Lionel Scaloni hacía que las palmas tapasen a la voz del estadio. Al menos, los 9.3°C hacían pasable el martes a metros nomás del Rio de la Plata…

Una Argentina sin cafeína, una Colombia con Luis Díaz

Dato no menor: Colombia salió a la cancha con Venezuela derrotada parcialmente en el Centenario (0-1) ante Uruguay. Es decir, cantó el himno sabiendo que, salvo remontada Vinotinto, pasara lo que pasara frente a la Argentina, mantendría los tres puntos de luz (21 a 18 tipo 21 horas) que lo mantenían sexto y en la próxima Copa del Mundo (después de ver Qatar 2022 por TV) a solo dos fechas del cierre. Ariel Ardit y su ‘oid, mortales’ fue lo último que se escuchó antes de jurar “con gloria, morir”, volver a gozar a los trasandinos (“es para vos, es para vos”), y el esperado comienzo.

Al minuto de juego, una pirueta de Messi sobre Lerma terminó en foul y en aplausos. Ni hablar a los 3′, cuando una pared entre Leo y Almada, se fue apenas ancha en los pies del rosarino. Se gritó gol en el codito visitante: en realidad, había llegado el segundo de los botijas del Loco Bielsa. Todo toque era de primera, como si estuviese escrito en la Constitución futbolera. Pero costaba pisar el área aunque Thiago, buena segunda guitarra, volara. En tanto, Colombia corría.

A los 13′, tras un resbalón de De Paul, Luis Díaz metió un derechazo que obligó a Dibu a embolsar pegado al palo derecho. Un aviso. Porque a los 15′, por la misma banda izquierda, lo tuvo Deiver Machado pero el del Lens francés la tiró a Ciudad Universitaria. Definición tan imprecisa como el paserío argento ante el achique alto amarillo. Un pie a pie de Messi terminó en córner y despertó a la tropa. Y a Paredes, que dejó a los 21′ el 1-0 (que no llegó) en las manos de Kevin Mier, el arquero de Cruz Azul, en su segundo juego de selección. Pero… El que perdona, pierde.

Un pase justo de Castaño, en su segunda casa, para Lucho Díaz acabó en un golazo a los 23′. El punta de Liverpool, se volcó a la izquierda y mejoró lo que no había podido hacer diez minutos antes: ir al fondo, enganchar hacia adentro, desparramar rivales (Molina, Romero y Otamendi en fila), y casi desde el punto penal, derrotar a Martínez, que no se lo pudo comer al goleador de las Eliminatorias con siete gritos. Sí, del 1-0 al 0-1. El primer gol de Colombia en Figueroa Alcorta y Udaondo después del septiembre negro del 93.

El empate ficticio de Enzo Fernández se gritó casi por catarsis. A los 29′, Milcíades Saldívar levantó con la banderita con justicia por offside de Messi. Impotencia pura: como la amarilla que se ganó Molina tras la enésima subida de Machado. Le costaba a la Argentina. Le faltaba tiza contra una Colombia que había hecho de su coraza un pizarrón. Le faltaba chispa. A los 38′, al fin De Paul no falló, aunque su bochazo cruzado al segundo palo no fue aprovechado por el infalible Julián Álvarez. No parecía ser la noche. A pesar de los chilenos. La Selección se fue al entretiempo un gol abajo y con el termómetro marcando 7.9°C. Nos hacía falta en Núñez ese café calentito que levantase temperatura y moral. Pero se lo tomaron ellos. Antes del segundo minuto de descuento, la platea baja ya copaba el baño. Ni se hablaba del 67% a 33% de la Celeste y Blanca en la posesión.

Un empate de otro partido, un punto rascado de otro de tiempo

Las acciones de Colombia habían subido. Como en la tabla. El complemento encontró a los de Néstor Lorenzo en el quinto lugar de la tabla gracias al 0-0 parcial de Brasil en San Pablo ante la Paraguay de Gustavo Alfaro. Argentina, puntera hasta el final, pateó el tablero con un doble cambio: Giuliano Simeone y Nico González por Nahuel Molina y por Rodrigo De Paul. El que no cambió fue Luis Díaz: una voraz mezcla insoportable entre Freddy Rincón y el Tren Valencia. Jugó solo, con poquito de James Rodríguez en la asistencia y un apenas voluntarioso Jaminton Campaz, otro jugador sin Ignacio Malcorra a su lado. Así y todo, los cafeteros seguían en la suya. A los 11′, una doble atajada de Dibu (a Ríchard Ríos primero y, post rebote, al ingresado Andrés Román después), evitó el segundo amargo de la noche. Fue cuando apareció el “para ser campeón, hoy hay que ganar”.

Pegó. Un ataque después del grito de guerra, Mier le tapó a los 17′ un zurdazo a Nico González y Enzo Fernández desaprovechó el ‘penal en movimiento’ con un disparo más que desviado. Messi quería pero no podía. Conmebol no era Miami. Colombia ajustó las marcas y el partido se hizo cada vez más físico. A los 22′, un tiro libre de Messi que no parecía traer peligro obligó más de la cuenta a Mier, que le dejó una segunda oportunidad a González, que rompió el palo. El 1-1 estaba al caer. Pero lo que cayó fue una roja directa a Enzo Fernández por una patada en la cabeza a Castaño (con chichón y todo): 0-1 y 10 vs 11. Barajar y dar de nuevo. Un slalom de Messi por aquí, una doble modificación (Exequiel Palacios y Juan Foyth x Leo y Medina) por allá. Faltaban 13′. Vaya número.

Pura superstición. Cuando el cuento se hacía pesadilla, a los 36′, Thiago le dio con el Almada y clavó el 1-1 que desató al Monumental. Rápido lateral, derechazo bajo y cruzado, para golpearse el pecho a lo campeón del mundo, otra vez determinante como en Chile hace un puñado de días. No hubo mucho tiempo para celebrar. Otra vez, un frio por la espalda después del cabezazo de Richard Ríos que se fue apenitas desviado mientras Vinicius Jr volvía a depositarlos en el sexto puesto. El ingreso de Leonardo Balerdi por Almada fue todo un indicador de que el punto servía. Incluso de local. El café frío se había entibiado. El café amargo ya tenía, al menos, una cucharita de azúcar.

Fuente: OLÉ

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