
Los Pumas no hicieron todo bien, pero todo lo que hicieron bien fue determinante para ganar un partido inolvidable que dejó en segundo plano esos detalles que todavía deben corregir y que importarán recién mañana, cuando el cuerpo técnico que comanda Felipe Contepomi haga el análisis fino. Por ahora, eso no interesa. Es que el seleccionado argentino historia en el Aviva Stadium de Dublín: le ganaron por primera vez -fue 28 a 24- a los míticos British & Irish Lions, el combinado de jugadores de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda que desde el siglo XIX sale a jugar cada cuatro años.
La última vez que se habían medido había sido en 2005 y aquel partido terminó cuando los Lions acertaron el penal que les permitió empatar 25-25 en el Millennium Stadium. Quedó un sabor amargo, con notas de injusticia. La revancha tardó, se jugó en Irlanda y demoró cinco ciclos en concretarse. Valió la pena. Y si 20 años atrás el arbitraje había sido el aspecto central en todos los análisis, en esta ocasión la labor de los jueces y el TMO no influyó en absoluto. Todo correcto. Eso sí, para anotar, el scrum sigue siendo un déficit. Aunque, se insiste, poco importa con el resultado puesto.
Desde el inicio, el equipo argentino mostró sus intenciones. Sólido en defensa, disciplinado y con una intensidad que desbordó a los locales, comenzó marcando diferencias rápidamente. Tomás Albornoz, el conductor indiscutido, abrió el marcador con un penal tras un avance de puro empuje. Los Lions respondieron con otro penal de Fin Smith, pero Los Pumas ya habían tomado las riendas del juego.
La primera gran explosión llegó con una jugada colectiva precisa, veloz y bien ejecutada que Ignacio Mendy terminó apoyando en el ingoal rival. Aunque la conversión fue errada, Argentina se puso 8-3 arriba. Luego, Bundee Aki apeló a su potencia individual y dio vuelta el tanteador, pero la respuesta argentina no tardó en llegar: Cepillo afinó la puntería volvió a acertar un penal lejano que volvió a poner al equipo arriba, por un punto.
En el cierre de la etapa inicial, Los Pumas tuvieron una ráfaga de oportunismo y efectividad: con una patada estratégica de Santiago Carreras -ubicado como fullback y completando un gran rendimiento- el seleccionado consiguió un line determinante: fase tras fase hasta obtener otro penal que Albornoz capitalizó.
Eso no conformó a el equipo de Contepomi que en el último minuto de la primera parte y tras recuperar la pelota cerca del propio ingoal, Rodrigo Isgró y Albornoz armaron una jugada de toda la cancha que terminó con el apertura tucumano apoyando bajo los palos. Con la conversión, el telón de la primera parte se bajó con un contundente 21-10 que parecía presagiar un segundo tiempo con la misma tendencia.
Pero no. Los Lions salieron con todo por su orgullo, se trabó el juego, se volvió más físico y los Pumas comenzaron a resistir. Una mano inoportuna de Mayco Vivas derivó en try penal y amarilla para el pilar. El panorama estaba definitivamente complicado y los británicos, aprovechando la diferencia numérica, se acercaron y consiguieron pasar al frente: el 24-21 que festejaba Tadhg Beirne parecía haber cambiado las cosas.
Pero Los Pumas lograron meterse en el partido. Tras los 10 minutos de Vivas afuera, los de Contepomi retomaron el protagonismo. Isgró ganó una pelota aérea vital, Albornoz se filtró con un amago y el recién ingresado Santiago Cordero culminó la jugada con un try de antología.
El 28-24 permitió recuperar la ilusión. No solo por aquel bajón que coincidió con la amonestación de Vivas, sino por la seguidilla de protocolos de evaluación de impacto en la cabeza (HIA, por sus siglas en inglés) que obligó a rotar a los jugadores en posiciones poco frecuentes, como Juan Martín González haciendo de wing.
Los últimos minutos fueron de una tensión descomunal. Los Lions atacaron con todo, pero Los Pumas, exhaustos defendieron cada centímetro con alma y dientes apretados para hacer historia. Sin incorrecciones, con mucha disciplina. Un coraje enorme. Y una gran manera de iniciar el año bajo la premisa de subir peldaño por peldaño y darles pelea a los mejores del mundo.
Fuente: CLARÍN