jueves, agosto 21Tucumán AR

Barbarie infernal

Lo que tenía que ser un noche de mística copera entre Independiente y la Universidad de Chile por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana terminó en un acto de barbarie pocas veces visto en un espectáculo futbolístico en este tipo de competencias.

Una noche trágica en la que hubo groseras fallas en el operativo de seguridad y desembocó en un batalla campal a la vista de todos. Pasada la medianoche, las versiones sobre el saldo de los incidentes eran cruzadas, pero fuentes oficiales confirmaron a Clarín que había varios heridos de diversa gravedad de ambos lados que fueron trasladados y al menos 90 detenidos de la parcialidad chilena, una vez que cruzaron el puente Pueyrredón para retornar a la Ciudad de Buenos Aires.

El partido fue “cancelado” (quiere decir que no se reanudará), según informó oficialmente Conmebol en sus redes sociales, cuando los equipos empataban 1 a 1 y se jugaban dos minutos del segundo tiempo por los actos vandálicos que se iniciaron con los hinchas visitantes, que estaban ubicados en la Tribuna Pavoni Alta. El escándalo se agravó cuando entró la barra del Rojo con palos a ese sector a pegarle a los visitantes que ya se estaban retirando, porque desde los altoparlantes indicaban que si no lo hacían, el encuentro no se reanudaría.

El entretiempo de Independiente y la Universidad de Chile, lejos estuvo de ser tranquilo. Todo lo contrario. Los más de 3.000 hinchas trasandinos que llegaron a Avellaneda empezaron a lanzar butacas y objetos contundentes desde su zona, ubicada arriba de una de las populares de los hinchas locales.

Eso, en realidad, había comenzado ya mientras se disputaba la primera parte. De hecho, a los 15 minutos, la barra disidente del Rojo que ocupa ese sector, dejó el hueco e intentó ir a buscar a los de la U. Así, el segundo tiempo, que a pesar de todo lo que estaba pasando de manera increíble inició, a los pocos minutos se detuvo, porque hubo fanáticos del conjunto de Avellaneda que quisieron meterse al campo de juego, heridos por los proyectiles.

Inexplicablemente, los hinchas chilenos fueron ubicados en un sector sin protección ni seguridad (pública o privada), lo que les permitió empezar los disturbios después de una caliente etapa inicial. En el operativo, según informó la APreViDe, hubo alrededor de 650 efectivos policiales más 150 agentes de seguridad privada. Ninguno estaba en el sector de los incidentes y recién llegaron al final de todo.

Las agresiones fueron en aumento. Cada minuto que pasaba era peor. Desde la voz del estadio, por orden de Conmebol, se le ordenó a la parcialidad visitante que debía desalojar la tribuna, pero, lejos de eso, continuaron tirando de todo, desde un inodoro, hasta butacas, cascotes, botellas y palos. Los fanáticos de la U de Chile -que ingresaron por la intersección de Colón y Milito- al parecer violentaron un depósito de artículos de limpieza alojado en ese sector del estadio.

“Debido a los actos vandalicos la parcialidad visitante deberá abandonar la tribuna”, seguía reiterando sin efecto la voz del estadio. Afuera se escuchaban detonaciones, porque en un momento la barrabrava disidente de Independiente quiso nuevamente salir hacia el exterior para responder las agresiones.

Hubo varios heridos, con golpes y cortes. Las imágenes de gente ensangrentada empezaron a verse por la Tribuna Baja. Tuvieron que ser atendidos por las siete ambulancias desplegadas en el operativo. Incluso luego empezaron a agredir hacia las “gargantas” ubicadas en las esquinas, donde generalmente se ubican los familiares de los futbolistas, lo que agregó la desesperación dentro del campo de juego. En un video, se vio como un hincha chileno lanzó una bomba de estruendo hacia dentro de la ‘garganta’ y contra la gente. Tanto Rodrigo Rey, como otros jugadores y el propio entrenador Julio Vaccari se acercaron a ver qué pasaba.

El árbitro uruguayo Gustavo Tejera –paradójicamente el mismo de los incidentes entre Colo Colo y Fortaleza por la Copa Libertadores-, después de hablar con el encargado de Seguridad y los capitanes de ambos clubes decidió que todos se metieran al vestuario y el juego quedara suspendido hasta que todo se calmara. Pero eso jamás pasó. Por el contrario, todo empeoró.

Ya habían pasado las 23:00 y más de 30 minutos de iniciado los problemas. Los hombres de la seguridad privada abrieron los portones de acceso a las plateas desde la popular donde estaban siendo agredidos para que la gente, muchas familias, escaparan de la zona de conflicto.

En un momento, pareció que la cuestión se calmaba porque los hinchas chilenos estaban, después de todo, haciendo caso y saliendo de la tribuna. Cuando se retiraban los últimos, todo se desmadró: de sorpresa entraron por la otra boca de acceso integrantes de la barra de Independiente encapuchados y con palos a atacar a los hinchas de la U, que no eran más de 20 en ese instante.

Fue una zona liberada. Una salvajada inexplicable. Los barras locales acorralaron a los pocos visitantes pegándoles a mansalva. Un video que circuló en redes mostró a un hincha de la U que ante la desesperación, se colgó del lado externo de lo alto de la popular y se arrojó al vacío. Todavía no hubo información sobre el estado de esa persona.

La violencia escaló a niveles pocas veces visto. Los de rojo pegaron sin piedad hasta dejar inconscientes a los chilenos. También los desnudaron y terminaron colgando la ropa robada en el alambrado como trofeo. Las ambulancias iban y venían trasladando heridos al Hospital Fiorito y Perón.

La cosa siguió. Cuando ya habían retirado a todos los heridos atacados, tambaleándose y desnudos, anunciaron que el partido no continuaría y abrieron las puertas para la gente local. Ahí se registraron corridas en la otra tribuna. Cuentan que debieron volver a entrar porque de pronto aparecieron de la nada simpatizantes chilenos que venían a vengarse.

A la gente no le quedó otra que invadir el campo de juego. Hasta Felipe Loyola, una de las figuras del equipo de Vaccari, se mandó preocupado entre los hinchas buscando familiares suyos en la platea Bochini. Lo mismo hicieron otros integrantes del plantel y del cuerpo técnico.

Una locura total que ahora Conmebol deberá evaluar y emitir una resolución. Se esperan sanciones graves. Todo indica que este partido no se completaría y habrá que ver cómo se termina definiendo. “Falta de garantías de seguridad”, indicó el ente regulador del fútbol sudamericano. “Teniendo en cuenta que se ha cumplido con lo establecido en el Manual de Clubes para situaciones similares, sin que la situación se haya subsanado, se procede a la cancelación del partido y el caso será derivado a los Órganos Judiciales de la CONMEBOL para futuras determinaciones”, completó.

Fuente: CLARÍN

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