
En menos de dos años, el programa económico de ajuste del Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo quedó fuera de combate. En las últimas horas, la disparada del dólar, del Riesgo País, y la postal de un Banco Central (BCRA) vendiendo divisas a granel para intentar controlar los desbordes, le puso fin a un plan que abrazan, en soledad, el Presidente y su ministro de Economía. Es que, sumadas a las presiones del poder económico y los aliados para que haya cambios de rumbo y de personas, se sumaron dudas concretas que técnicos del Fondo Monetario (FMI) plantean en privado a funcionarios del Gobierno. Lógico: “Toto” le pidió 20 mil millones al organismo cuando se quedó sin dólares, y le prometió a cambio un esquema de flotación entre bandas y un proceso acumulación de reservas. No sólo que no cumplió, sino que terminó -en menos de tres meses- con el esquema de bandas detonado, el dólar subiendo aún gastándose la plata del préstamo para pararlo (en algunos bancos privados superó los 1500 pesos el dólar oficial), una economía entrando en recesión y el Riesgo País con números que especulan con un default en el mediano plazo.
Naturalmente, la crisis financiera se precipitó aún más luego de la derrota parlamentaria del miércoles, pero la situación ya venía coqueteando con el risco hacía meses. En el mercado, que ayer mostró un derrumbe del 14 por ciento en los bonos (poca confianza en Argentina), preocuparon sobremanera las ventas de casi 430 millones de dólares en 48 horas (53 el miércoles y 379 el jueves) que hizo el BCRA para frenar el precio del oficial. Según confiaron a Página I12 operadores de la City, a este ritmo, en cuestión de horas el Gobierno debe definir qué hacer con el esquema cambiario para no comerse todos los ahorros: “esto es liberar el precio del dólar, matar las bandas, o reponer el cepo”, especularon. Las dos tienen costos, liberar el dólar es más inflación y una posible espiralización de la corrida; poner el cepo, la más práctica, es un golpe letal a la intención oficial de mantenerse en el libre mercadismo. La verdad, de todos modos, es que si no se hacen alguna de las dos cosas, en las más de 20 ruedas de mercado que quedan hasta las legislativas del 26 de octubre, el Gobierno de Milei puede gastarse casi 10 mil millones de dólares de los 14 mil que, hasta ahora, le dio el FMI.
Las dos ofertas de solución las puso Caputo sobre la mesa, pero el Presidente no las quiere. El lunes por la noche, el ministro habló largo con su superior. Fue antes de la furia tuitera de “Toto”, en la cual embistió contra la oposición. Ambos están paranóicos con lo que creen es un intento de correrlos del poder. En esa conversación, Caputo le aseguró que “hay 22 mil millones de dólares para defender las bandas”. Esa plata es la del FMI. Milei, que parece algo desconectado del contexto, le dijo que haga cualquier cosa con tal de sostener el superávit. Y nada más. El ministro le aclaró que, “si el problema soy yo, me voy”. Milei le dijo que no, que lo banca. No está en la cabeza de presidente correrlo del cargo.
Mucho de eso que habló con Caputo, Milei lo repitió en las últimas horas en una reunión con dirigentes de La Libertad Avanza en la quinta de Olivos. Una de ellas fue la muletilla de que hay 22 mil millones para reaccionar. La otra, más curiosa, una capitulación: Caputo le mostró a Milei que la economía está parada. El Presidente dijo en Olivos que no ve una recuperación en el corto plazo. Insistió, además, que el problema no es el modelo económico, sino el escenario electoral y político.
El FMI y el campeón mundial del Riesgo
A decir verdad, este contexto poco tiene que ver con los resultados de las urnas. El primer hito de la crisis fue el informe del JP Morgan que avisó que la macro argentina no estaba bien encaminada. El segundo, los economistas afines avisándole que sin dólares es imposible sostener el esquema de dólar barato. El tercero, recién, fueron las elecciones, que actuaron como corporización de un proceso recesivo que la gente común ya venía sintiendo en el cuerpo, bastante antes de que los medios, los mercados y la oposición acrítica alertaran de la insustentabilidad del plan.
“Vamos a salir de esta crisis con refinanciación internacional”, les dijo Caputo a sus equipos este jueves. A su lado, quedan soldados fieles, pero concientes de que el frente de batalla está arrasado. Lo de refinanciación internacional es dificil de comprender. El JP Morgan reportó un Riesgo País de 1454 puntos básicos, casi 100 puntos más que Bolivia. Desde ayer, la economía abierta de Milei y Caputo son la nación con más riesgo país del mundo. Ecuador, con problemas narco, crisis política y elecciones, no llega a los 700 puntos y está tercero. La media de la región es de 360 y todos los países gobernadores por la centroizquierda tienen menos de 300 puntos. Con esta performance, salir a pedir plata afuera es casi una quimera. En esa línea, el precio de los bonos casi que es precio default. El mercado intuye que Argentina no va a poder pagar sus deudas. La bala de plata de Caputo, cuentan, es que una negociación que mantiene con el Tesorero de los Estados Unidos, Scott Bessent, termine en una especie de puente rescate que le de aire financiero y político. Por ahora, la negociación está. No mucho más.
En este escenario, el FMI sigue prefiriendo la cautela. Voceros del organismo se negaron a dar un parte oficial sobre las violaciones de Caputo y Milei al acuerdo con los de Kristalina Georgieva. La orden política de Estados Unidos es sostener al Gobierno, pero los técnicos del Fondo no ven con buenos ojos la performance de Caputo, con el que ya tienen una relación tirante desde los años de Mauricio Macri en el poder. Funcionarios del organismo, que empezarán a tener reuniones a nivel local la semana que viene, le sugirieron a funcionarios de Hacienda empezar a articular política con los aliados. De allí salieron los rumores de un supuesto ofrecimiento del Palacio de Hacienda a Carlos Melconian, ex economista del PRO. Algo que el propio Melconian niega, pero que es señal de algo: hay presiones de modificaciones de caras, de cuadros. Algo parecido ven los empresarios.
En las últimas dos semanas, Eduardo Elstzain, de IRSA; Martín Rappallini, de la UIA; el ex FIAT, Christiano Rattazzi y, en privado, el jefe de Techint, Paolo Rocca, hablaron de diferentes maneras de reseteo de la gestión y el programa. Algunos, incluso, refirieron a una transición política. Lo que piden es lo mismo que quiere el FMI: que siga el ajuste, pero hecho de manera cuidada y que derive en un proceso virtuoso de recuperación económica. Un contrasentido, lógico en el que pone la plata, el FMI; disparatado para una burguesía nacional que sostuvo este modelo y que hoy le pide que haga lo mismo pero sin impacto social.
Fuente: PÁGINA 12