Ficha sin fecha
"A veces entramos al recinto sin saber cómo vamos a votar y tenemos que esperar a que nos llegue el mensaje durante la sesión para saber qué hacer”, decía el miércoles a la tarde uno de los legisladores que responde a Carlos Rovira, el jeque misionero que no necesita ser gobernador para manejar el poder absoluto de la provincia y la voluntad de cuatro diputados y dos senadores nacionales que se volvieron vitales en la era Milei. El legislador lo decía al pasar, sin ruborizarse, y se entiende: es una práctica que lleva años.
Rovira fue gobernador de Misiones entre 1999 y 2007 y luego -cuando se frustró su proyecto de reelección eterna, gracias a una maniobra del entonces arzobispo Jorge Bergoglio, que propuso al obispo Joaquín Piña para convencional constituyente- se mantuvo en las somb...









